REFLEXIONES LIGERAS (III)
Sobre lo micro, lo nano y lo inmaterial
En la actualidad, parece que todo mundo prefiere lo micro, lo más práctico y sencillo: pantallas delgadas, pequeñas y movibles.
La otra
vez, observé a un hermano seminarista utilizando un smartwatch y me sorprendió ver la multifuncionalidad de este
aparato que simula ser un reloj solamente: recibe llamadas, tiene acceso a internet,
graba audio, entre otras tantas funciones. Con ello me quedó claro que la
ligereza y la búsqueda de lo nano está a la orden del día.
Cuando
hablamos de nanotecnología, parece palabra de ciencia ficción, pero en realidad
sucede y se gesta aún más con el avance de la investigación sobre la
inteligencia artificial, cuestión que está sobre la mesa del Vaticano.
Sin
embargo, aunque esta nanotecnología ayuda a ser ergonómicos, más simples para
la vida, pueden estar dañando nuestra salud, el medio ambiente, por supuesto
por su fabricación y experimentación.
Acerca de
lo inmaterial, existen personas que están más pendientes de los me gusta que reciben en sus redes
sociales, en las relaciones virtuales, llegando a un punto en que no puede ser materializados.
Los me gusta de una publicación, que
generan estima, pacificación, en cierto grado alegría y ego, no pudiendo
materializarse, ocupan el lugar de las situaciones de aceptación y se prefiere
medir la popularidad o la amistad por likes,
más que por pasar una tarde divertida con un amigo. Incluso se prefiere subir
una buena foto a Instagram para sus seguidores, que realmente disfrutar el
lugar en donde se encuentra.
En fin,
estamos en una sociedad que también busca en otras situaciones lo más por lo
menos, lo pequeño y fácil, lo rápido y sin esfuerzo, lo movible e inmediato, lo
nano, lo micro y lo inmaterial.
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