REFLEXIONES LIGERAS (I)



Sobre el contexto actual y su explicación a través de aligerar la vida, el bienestar, la economía y el consumo.

Hablando de cómo invertimos el tiempo libre en el Seminario, me puse a pensar en la conexión que tiene esto con el tema de la ligereza de la vida, pues algunos seminaristas dedicamos nuestro tiempo libre para esparcirnos o entretenernos en alguna red social, videojuego, deporte, serie, etc., para sentir nuestro ambiente más ligero.

Una vez dijo Lipovestky, es necesaria la ligereza de la vida, pero sin que sea una experiencia en sí misma y por sí misma. ¿A qué se refiere con esto?

En nuestro contexto social actual, se puede entender lo ligero desde las prácticas asimiladas en las situaciones de la vida, tales como el aliviar el estrés o la angustia a través de la risa o la comedia, regularmente inducida por un programa televisivo o algún video viral, de manera que lo artificial y lo superfluo ocupan un lugar importante en nuestra vida.

Por ejemplo, si vemos Deadpool 2, nos divierte y aligera, pero si después de eso vamos a ver un documental o queremos leer un libro, se vuelve todo pesado. Lo  mismo lo podemos aplicar para el trabajo, el estudio, las relaciones y demás situaciones donde preferimos algo o alguien que nos entretenga, algo que no nos haga cansarnos de razonar, algo ya procesado, es decir, todo aquello que cause, con su ligereza, un bienestar.

Todo bienestar proviene de una satisfacción y produce una pacificación en la persona ¿Cuántos no están inquietos por adquirir ciertos productos, experiencias o semejantes para sentirse bien consigo mismos o satisfechos?

El sistema capitalista y el pensamiento social ha programado que el consumo de ciertos bienes, produce un placer, una felicidad interna en la actividad preferida de hombres y mujeres de nuestra generación: consumir.

No solo hablo de consumir productos materiales, sino de esos productos que las industrias culturales ofrecen con ligereza, con asimilación rápida como programas de TV, series, apps, canciones en spotify, etc.

Pero aparte del consumismo, la ligereza se hace presente en la economía, a la hora de pagar, ya que se puede realizar de modo electrónico, a través de una tarjeta o una aplicación.

Tal cual me sucedió a mí, cuando con mi cuenta de banco hice mi primera compra electrónica ¡Puedo comprar cosas sin tener que cargar monedas o billetes! Que a querer y no, las moneditas de 10 centavos pesan en la cartera.

Con tan solo pensar que desde mi dispositivo móvil puedo tener tantas opciones para consumir, adquirir recursos económicos, ver mis estados de cuenta, conectarme a una red, tomar fotos, entrar a mi red social, jugar un rato, entre otras tantas apps a las que puedo acceder que hacen “la vida más fácil” y ligera.

Este bienestar que aligera la vida, es una anestesia que nos hace sumirnos en nuestra auto realidad, en nuestros propios intereses, en una marcada autorreferencialidad que nos hace vivir de forma individual, adormilada o hipnotizada.

Así, un sinfín de situaciones y actividades cotidianas que nos envuelven en una vida ligera y acelerada. Decía Umberto Eco: la única manera de sobrevivir a esta realidad es hacerse conscientes de ello.

Y tú ¿eres ligero o ligera?

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